Al Mismo TiemPo.

Decido mirar al mundo no ya con ojos amables ( Que también ), sino con ojos inquisitivos, incomprendidos, compresivos y a veces resignados.
No solo miro en él a los que fueron mejores ni peores, sino a los que existieron realmente, y al fin hallé el interés.
Todo ello _ tal vez _ merecedor de la inmortal nomenclatura y acechado por la obligada red de lo eterno, como si fueran insectos capturados para luego lucir tras el frío inmortal de una vitrina.
Nunca me gustaron los poderosos (esos que adornan las banderolas de las campañas electorales ), los que casi generalmente son pobres hombres en grandes puestos, cubiertos de erudición política y ritos, olor espeso de mítines, tintas de falacias, venganza de aburridos.

Pero ya lo miro de otro modo, al final ¿valen las historias? o solo un único momento en que todos somos todo, en el tiempo codo a codo, los que inician o finalizan los hechos en la historia, según hayan vivido.

Habrá _ que no llorar_ por eso que pensamos que enterramos, no muere nada, ¡todo está vivo¡

Todo cabe en las constelaciones perdidas y en los monstruos del plioceno, mano a mano con el último moderno y el sobreviviente jíbaro. Por eso todos los que estamos y _ los que estén por venir _ somos al mismo tiempo, por eso me enseñaron a sentir el mundo de otra forma, a veces siento un tierno y pueblerino amor por mi vecino y ternura por los demonios que viven en el cuarto piso porque si he de hablar de ellos, lo haré como seres vivos.

El universo nos mira a todos concluidos, incorporados, juntos, en todo eso que yo, hoy miro, juzgo, desmenuzo… siglos, edades, eras, ciclos, mirados por el universo con sus grandes ojos lúcidos, abarcadores, fijos, donde nada se pierde y nada nos hace diferentes… a los de las vitrinas y al resto de la gente, ya digo… ni al último siquiera que llegue de los últimos.