El Sol altivo y arrogante quiso seducir a la luna y extendió al máximo el calor y las fuerzas de sus rayos. Ella, algo tímida y temerosa quiso huir, se refugió para pedir consejo a las estrellas, a la más grande, a la más pequeña, a la más luminosa, fue de constelación en constelación buscando una respuesta.
¿Qué iba a ser del mundo si la luna no brillaba por las noches?.
Las estrellas se comprometieron a brillar el doble y así poder prescindir de la luz de la luna, ante tal decisión, solo quedaba que el sol de nuevo volviese en su busca. Estaba dispuesta al sacrificio por amor.
El Dios de las tinieblas y las luces, enojado castigó al Sol por su egoísmo, sería catastrófico que
Él siempre va tras ella incansable, le pregunta al agua, a las flores, a las sirenas, y deja mensajes a los lobos para cuando sea de noche, le dice: Nunca podré alcanzarte pero tampoco olvidarte por eso no pierdo la esperanza y lucho.
Ella llora estrellas fugaces que como las lágrimas en los rostros humanos acaban desapareciendo, llora nubes y en esas nubes el sol lee:
"Te espero"
Aunque no lo sabe nadie,
ResponderEliminarla luna está enamorada
de un rubiales que la mira
desde la otra cara...
Hermoso cuento
¿ y si fuese verdad ?