El Cristal con que se Mira.

¿De donde extrae el escritor su materia prima? Es complejo. Por un lado están los propios recuerdos, las vivencias, no se trata de que las historias sean autográficas pero de algún modo el autor está presente en la obra. Calíope asegura: " El más leve retazo de realidad daba verosimilitud a las más grandes mentiras". Más de un creador confiesa que una vez iniciada la historia, sus protagonistas evolucionan al margen de la voluntad del escritor, que asiste como espectador privilegiado, al desarrollo de una trama cuyo final desconoce. Antonio Machado decia: Se miente más de la cuenta, por falta de fantasía, también la verdad se inventa". Nos maravilla ser espectadores de tanta metáfora, de lo que sabemos imposible: que la carne vence al acero, que los pájaros se materializan surgiendo de la seda, o que asistimos como convidados de piedra, presentes en su propia alcoba a la tragedia de Otelo. Un Otelo que en definitiva a todos nos representa y cuya historia a todos nos lleva a la catarsis. El escritor juega a ser un Dios menor que crea mundos donde van a vivir sus personajes. El arte es el reino de la fantasía. Hay licencia para mentir-¿mentir?- porque hay licencia para crear. Claro que en este juego de espejos, a veces se invoca la ficción " Todos los personajes de esta historia son fruto exclusivo de la imaginación del autor"- para poder pisar sobre las ascuas de una comprometida verdad sin asrriesgar demasiado. El problema de la verdad es creer- como hacemos con frecuencia- que su opuesto es necesariamente la mentira, que no pueden convivir distintos grados de verdad en circunstancias aparentemente contradictorias, y si la verdad es difusa, colegir que entonces su opuesto, la mentira tampoco está tan clara. Puedo decir, " el cerdo es impuro", "es pecado no asistir a misa los domingos", la mujer debe esperar la opinión de su marido en todas las decisiones" " dos y dos son cuatro", y puedo pensar que estoy diciendo verdades objetivas. ¿El cerdo impuro?_ solo si tiene triconisis- la no asistencia a misa y eso de que las mujeres deben pedir permiso u opinión a su marido para todo, tiene más que ver con una determinada idea de la piedad y el recato junto con la imposición, que con una grave trasgresión moral. Y en cuanto a la aritmética, dos y dos son cuatro, solo si operamos en base 10. Así el santo que diga siempre la verdad se queda tan ancho como las mismas musas, que no quiere decir que diga mentira, es según el cristal con que se mira, nadie dejó libro de instrucciones para reconocer la verdad. La verdad a veces cristaliza, se endurece y sacada de contexto se convierte realmente en mentira. Hay un refrán castellano que dice " la verdad siempre sale a flote como el aceite, y podemos pensar que es cierto, pero eso guarda un as en la manga: Cuanto puede tardar en salir? Que se lo pregunten a galileo. A veces una eternidad. Ni siquiera nuestros ojos son siempre fiables.