Y mientras tanto, estaré donde refugien mis nostalgias, donde no existen ni ataduras ni los candados elementales de esas noches de vigilia, paseos interminables, locuras esbozadas en pocos segundos, en variados instantes.
No pecaré de soberbia y te olvidaré de la forma más hermosa, recordando un amor que llegó a mi vida y acaparó mis horas más bellas, los caminos más inesperados de silencios y miradas permanentes y de besos que aún besan.
Cerraré mis párpados y echaré oscuridad al sueño, soplaré un viento sobre mi frente cargada, lo convertiré todo en un lienzo sin sonido, en la pura brisa de la hora, en ese rostro lejano que no piensa, en la sonrisa de la piedra, en el agua que junta las manos mudamente, en ese instante último que pronuncia la palabra… Acaba.
Amarnos fue nuestro más bello anhelo, el más inmenso conocido, sin permitir discrepancias, fuimos el verdadero sentido de la estancia, la sentida pasión y eso, puedo demostrarlo.
Sé que quizás nos oiremos por un tiempo, en el grito fugaz de un pensamiento, en las cuerdas de mi guitarra, en cada pausa del reloj, en el calendario, en la calidez de las sábanas, en el café de las mañanas, en los deseos de madrugada…
Estaremos en la conquista de las simples cosas, esas que quedan en el alma apenas me vaya y me llevaré aquellas tenues palabras que nunca fueron pronunciadas…
Si de amores así valen despedidas, ya ves que me despido, olvídame si quieres o si puedes, que mientras tanto… yo, empiezo a recorrer el laberinto resbaladizo hacia el olvido, aunque me quede una mejilla rota por esa letra que lo carcome todo… Tiempo.
Y entonces seré, la soledad de lo inmenso que no podrá medirse, un firmamento que está a punto de partirse, como diluvios de recuerdos que no podrán repetirse.
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Huellas.