el gesto alegre
que ilumina mi faz
llega y viene cobijando
un instante
donde me niego al mundo;
no soy para nadie
porque nadie
me encuentra como tú.
Porque mi humanidad
coincide sólo
con tu inexacta
pero indispensable existencia.
De azar
de vez en cuando es posible nuestro encuentro
único e inequívoco
preciso en el tiempo
en el gozo
en la alegría
tan nuestro
como de nadie
el segundo que nos une
para que abramos
un largo silencio y nos pensemos.
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Huellas.