Un día surgiré de repente, como naufrago tras la niebla,
como si fuera silencio, mármol blanco,
como ese sueño inmóvil que se derrite bajo tus labios.
Como si fuera un lugar, una piedra,
sangre fría tras la sangre, herida inhiesta.
Te despertaré de tu descuido gélido
y surgirás desde ese corazón tras la montaña
mejilla sobre piedra, piedra sobre el agua…
corazón desnudo que renace de tus párpados,
hacia mi mundo que se quebranta.
Apareceré en ese lecho de nieve
en el que te duermes
silenciosa, inmóvil, y me verás
abrazada a tu mirada,
desplegada, en forma de ave
que se refleja en el horizonte
ya sin ser esa sombra fría y lejana.
ese viento que latirá de ti mismo
como secreto de la noche,
en forma de quimera o de sacudida,
ya sin ser ese frío que se desnuda.
Ay amor, ya no serás la fuente
seca donde la lluvia y la lejanía dormían.
Muy bueno este escrito semiprosa-verso.
ResponderEliminarUn placer leerte Ginebra.
Lindo, muy lindo, que se llenen de sal y brillo mis ojos al leerte.
ResponderEliminarBesos. Enrique.