Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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lunes, 11 de junio de 2007

Voz Pequeña.


Esta noche la calle huele a azahar mojado, viene su aroma con una fragancia tímida, como el aire que azota los jazmines del patio de mi casa, ese olor me envuelve por entero, lejos las cosas caen, y el pensamiento nace.

El pensamiento a estas horas solitarias, tristes en las que mi alma toma la apariencia sencilla y desprendida de saberte lejos y sentirte tan cerca.

El recuerdo llega a la misma vez que el aire, fresco y saludable, pero florece entre mis sienes como si fuera una margarita y me llega a los ojos, mi corazón descansa revestido de sensaciones y mi soledad descansa tan sola, tan íntima, en esta orilla inmensa que nos separa, y te siento a cada instante como un soplo suave que besara mi sien., y apoyo mi palabra en otra boca, buscando un lecho amable, como el pecho de un niño o de un poeta, pero es muy grande eso para mi frío o es muy lejano el beso de tu boca.

Dímelo en voz baja, porque en verdad me estás matando y quisiera morirme sin un grito, sin derribar esta fe que es como el vuelo de un pájaro malherido.

Dímelo en voz baja pero hazlo como si fuese una niña a la que hay que hablar despacio porque no entiende lo que esa voz le pide con un labio sencillo.

Es tremenda la muerte que viene como un filo, como las hojas caen en otoño, pintadas de amarillo.

Dime lo que sea pero en voz muy pequeña cortándome las ramas sin ruido, con el mayor sigilo.

Y si no me hablas no me verás más comiéndome la fe, la luz, el aire, la lluvia, el olor a azahar por todos los caminos, pero no vengas después a consolarme con un vuelve a lo tuyo y olvida lo que he dicho.

Acaba de decirme que me sobran los ojos, acaba de cerrármelos, solo los necesito para ver sobre todas las cosas y para cansarme de llevarlos con sus brillos, que parecen no darse cuenta de mi cuenta, mirando como se hace grande el nudo, desde la estepa encendida de mis manos hasta la región volcánica de mi pecho, como si una marea subiera escondida y una bajamar me dejase rendida.

Mi corazón por la arena, al aire mi corazón, lleno, rebosante de azahar y de romero, puerto de azules y esteros incendiados por el sol, en mi esperanza, en mis cielos internos, espero, espero.

3 comentarios:

  1. Ya sabes que Carlos hay muchos, pero yo, aquien debes reconocer cuando pinceleo inspirado por el paisaje de tus letras, soy de una casta única de una que se hizo original cuando ambos, tú y yo, nos llamamos amigos. Deseo expresar hoy, una vez más, mi admiración por tu arte y mi lacer a disfrutarte en tus talentos. Cada vez mas bella la página... Saludos desde el Centro de América... Cinta consentida. CarlosGómez

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  2. qué bonito este escrito¡
    felicitaciones.
    Salvi.

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  3. Maravilloso¡¡
    me gustan tus letras, tus metáforas, tu pluma y si me apuras, me gustas tú, y solamente tú.
    Fernando.

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