Cada Noche.

Siempre es en la noche

amor,

cuando mejor puedes

mirarme a la cara,

solo, en tu propio espejo

en la exacta realidad

que me construye y

me destruye.

Y yo siempre tengo esa noche

y mi cuchillo,

para cortarte en la ausencia

y en el adiós

de un solo tajo.

Cada noche te juras

no invocarme y

sin embargo, me aúllas

a gritos por el aire.

¿Para decirme Què?

Para decirme Nada,

y siempre lo mismo

aunque las venas te ardan

de eso que gritas.

Y mientras yo:

te quemo en mi poema,

y en mi último cigarrillo

con ese aire que te viste y

te vas descalzo por el aire

que viniste.

Lástima de ti

que lloras en la tormenta

cerrando puertas y

pintando mi rostro en

un relámpago.

Con mi boca de vaho

casi visible y con sonrisa,

para sacar quizás un beso

de la espuma,

desnudo, ya sin mi como el aire

libre y frío de la brisa.