Como un viento desatado,
Blandiendo las sutiles espigas
De mi alma.
Y a veces quieto, sin movimiento
Como ese mar mío, tan cercano
De al lado.
A veces me abarcas y me ciegas
Violento, arrastrándome enamorado y
Y otras solo esquivo una leve salpicadura,
En solitaria calma, tal como un aquietado río,
Y te siento mar océano, río,
En inquietante desvío…
En la serenidad y en tu locura,
Me derribas siempre
De mi cabalgadura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.