No ha sido la distancia la que nos ha desliado, sino la pereza del tiempo que amansa el deseo, tanta espera inútilmente, apacigua el espíritu Y enfría la mente.
Como te he pertenecido a ti en el tiempo y la distancia no he pertenecido a nadie ni ahora, ni luego ni antes. Ni siquiera podía imaginar que de esta forma se pudiera amar, de la forma en que tú lo haces
De la misma que mi corazón sabe.
Pero el tiempo pasa y es una losa ya sabes, un hombro en el que recostarme y todas esas cosas, una voz cálida en cada momento que traspase el tiempo.
Un Amor táctil, oloroso, palpable
Que yo sienta que es hermoso.
Nos hemos dado tanto amor, quizás desmedido nos hemos abrazado tanto a las soledades de la espera, que el corazón se nos quedó frío.
Nos esperamos en la ilusión de los sueños pacientes, la espera formo una oleada de empaño que ya no queda, más tiempo dentro ni aliciente fuera.
Debimos parar el tiempo y dejar que el amor
Nos rociara el cuerpo, aprovechar los momentos,
Renovar la sequedad de la distancia
La que acartona el alma,
Nos vamos sin detenernos
Pero solo se va lo que quieras
Porque lo que tú sabes, queda.
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Huellas.