Aguantaré hasta que pueda desentrañando mis dotes de guerrera para sin temores desafiar mis propios errores, y a todo el peligro que atrevido rondara nuestros sentimientos.
Mientras que pueda, corazón mío, como un diestro Guardián, montaré guardia en tu puerta y me volveré marea, espuma, barrotes de plata para que lo nuestro no peligrara ni enfile senderos peligrosos, ni mis pies ni mis manos tropiecen con piedras capaces de lastimarlo.
Pero sólo soy una mujer, que ama la vida, a merced de los designios del destino, a la voluntad que él, en una remota estrella me marcará el camino.
¡Ay! Si yo pudiera… sería tu sombra, tu ángel, la parte izquierda de ese hueco que ocupa el palpitar de tu pecho, tu ojo, tu paso, tu respiro… Quizás no pueda siempre, pero hasta que alcances tú mi paso y yo tu ritmo, seré el horizonte que marca tu mirada por los mares, por el aire como las olas, como la brisa como los pájaros, buscando siempre tu cercanía.
Y mientras tanto vivo el momento enteramente nuestro, mientras acaricias genuino los contornos de mi cara, llevándote a golpes de azúcar con mis pasos sobre la acera, al lado siempre… de mi alucinante paso de gacela.
Porque en el tiempo, todo se va y nada se queda..
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Huellas.