Quererte me hace tan vulnerable
como un cuerpo tendido al sol,
a veces pienso o me creo yo misma
que querer es otra forma de decir adiós,
pienso en ti
y unas gotitas de agua me llueven la cara,
sonrío y me refrescan la memoria,
por aquello de que esta es siempre infiel,
a veces te traiciona o te abandona ,
y muchas otras te destroza
y se rezuma gota a gota
por todos los caminos de mi piel,
casi siempre me levanto
con el firme propósito hablado
para dentro “hoy no te pensaré”,
pero más tarde me siento cobarde
y entonces, mi memoria,
vuelve a serte fiel;
y me recuerdo las palabras
de mi adentro,
que nunca me escuché,
puede ser que mi corazón y yo,
a veces caminamos por distinto badén,
o que mi corazón ya te dibujó,
mejor que bien,
él va más deprisa de lo que yo quiero quererte,
y yo nunca tuve mala memoria,
aunque sepa que ella me pueda doler,
mientras me pongo los zapatos,
crujen algunas fibras rotas
buscando en el pasado,
y te encuentro suscrito a él
resonando tu voz en mi interior,
como un eco aquella frase
tan bonita que un día allí se quedó,
que sea la última vez,
que me dices que me quieres
y no lo puedas hacer.
Sonrío otra vez,
y te acuso de robarme las sensaciones,
de robarme los sueños,
de quererme más de lo que yo quererte quiero,
de tatuarme a versos,
y te acuso de robarme el corazón
con alevosía y premeditación,
de ponerme miguitas en el camino,
con el solo propósito de acabar en el tuyo,
ando buscando el 19 de febrero,
pasó el de agosto y ahí estás en este 19 que ya pronto vendrá,
mientras yo me pongo cada mañana los zapatos,
creyendo que, hoy no te he pensado, o mientras me muero de risa en el teclado,
sabiendo que otro día más, me he engañado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.