Hoy me mandaron un mensaje,
me acusaron de traición,
que me fui sin haberme
antes parado, veloz
y sin compasión,
¡qué culpa tendré yo,
de tener ojos de flor
que solo mira hacia el sol¡
abrí la boca y dije adiós
dejándote sin aire el corazón
tuyo es, mío no,
luego la ternura se ha asomado
cuando al paso,
las últimas palabras del mensaje,
en la retina se han quedado,
“ no te vayas”
mientras deshacías los nudos
de tu garganta,
y dejabas intacto el corazón
en los surcos que dejaron mis pisadas.
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Huellas.