Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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jueves, 13 de diciembre de 2007

Milagro de la Observación.

Cuando era pequeña, me dedicaba a ser niña, era una niña algo( no demasiado ) solitaria y observadora, reconozco que eso se acrecentaba a medida que crecía, me gustaba buscar rincones solitarios donde escribir sobre las cosas y las personas y buscaba siempre el doble fondo a todo, como si en todo hubiera recovecos por donde mi fantasía y mi receptividad me llevara, un algo más, un más allá, una particularidad mía que me hacía leer sin libros y ver paisajes donde todo eran páramos, no sé si era bueno o era malo o sencillamente no tenía importancia pero al cabo de los años aún lo conservo y me ha servido para ver donde no todos pueden hacerlo.

Cuando ya me hice mayor, me fui desparramando en los caminos, y me gustaba quedarme sin quedarme en todas las cosas, las retenía y las anotaba en mi cuaderno de anotar la vida, cuaderno que aunque se acabe, siempre es nuevo, hay cosas que solo se reconocen desde los mismos poros de los que nacen y fluyen y permanecen en el eco transparente de la escritura, soy una mujer libre y sencilla y por eso mismo pienso que hay que anotar las cosas que la montan, todas esas cosas que aunque no sean vitales si son importantes, una mirada, una sonrisa, una sensación, un ángel al vuelo, toda la magia, todas aquellas cosas que aunque no sean evidentes se sienten, es como capturar la esencia de la brevedad de la vida y capturarlas.

He conocido a muchas personas, no todas las que son, pues aún me quedará que conocer, ya que pienso y espero que aún me quede mucha vida, pero las suficientes para poder clasificar, he conocido personas corrientes, normales, buenas, malas, ni buenas ni malas, especiales, mágicas, personas locas maravillosas, misteriosas, bondadosas, en fin, supongo que muchos adjetivos me faltarán por poner, pero me voy a quedar hoy en mi escrito con una persona especial, que reúne todos los adjetivos buenos habidos y por haber, y no es una exageración ni tampoco una perfección, pero le pondré el adjetivo “especial”.

Hay personas que en las calles vacías se emborrachan de sueños, que se beben los sentimientos propios y ajenos, que le llaman otro nombre y le dan otro significado a cosas que otros valoran por lo material que les pueda aportar, hay personas que llaman dinero a la ayuda, que llaman sonrisa a las que pueda ver dibujada en otros labios que no en la suya, que desprecian las normas que le impidan ser lo que sienten o quieren ser, los que van siempre en pos de la riqueza interior, que cuidan a otras personas sin tener ni derecho ni obligación, personas que dan, personas que en el horizonte de sus vidas dejan el corazón, la ternura, el amor, el tiempo compartido, sus manos que enlazan otras, la esperanza sumergida en el fondo de sus ojos a pesar quizá incluso de sentirse solos, que gozan de esa soledad valiente que impide otras soledades, hay personas, que para hacer feliz o ayudar a otros, incluso mienten…

Hay personas que son tan especiales e originales que son capaces de inventarse hasta un premio en la lotería… yo sé lo de lo que hablo.

A esas personas, aunque quieran disfrazar los gestos bondadosos con disfraces frívolos por no verse azorados, son los que yo siempre he captado, a los que en mi cuaderno de anotar la vida, los dejo inmortalizados, para algo me debió servir mi observación, ya en otro escrito dije que mi abuelo en la casa del campo, en medio de una naturaleza brutal, me enseñó a observar como duermen los pájaros ¡milagro de la observación¡

1 comentario:

  1. En tu clasificación falta una clase de persona que es la que merece todo lo bueno, en la que te encuadras tu. Yo también se de lo que hablo.

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Huellas.