Cuando voy bordeando mi alma
Por los caminos de la tarde,
Cuando confabulo con mis sentimientos,
Cuando la tristeza me domina,
Te encierro en mis ojos
Te suelto en la nuca parda
Del crepúsculo,
Y te duermo…
No despiertes,
Para que no agites el alma del viento,
Y haya lluvia de estrellas en mi universo,
Y se haga noche de artificio planetario,
En las nebulosas de mi olvido,
Reposa en la embriaguez de ese crepúsculo,
Deja mansa esa inmensidad de luz
Que escapa a mi juicio,
Duerme…
Entre el jazmín y el almendro,
Deja tu cruz descansar
Y también la mía,
Que faltan mil y una noches para el día,
Y se volvería loco el cosmos
Para borrar ese punto del mapa
Que nos separa,
Reventando firmamentos
Antes de la luna octava,
Duerme,
Deja la nieve,
El junco,
El volcán,
La estrella reventada,
El sudor de la montaña,
La espuma agria del mijo fermentado,
Duerme,
Encarcela las esferas hirvientes del deseo
Y los gélidos vacíos de la memoria
De los que pierden amor a cántaros,
Duerme y quédate aflorando
Solo en las aristas de mis labios,
¡Es tan cómplice el olvido¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.