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La Tierra

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lunes, 7 de enero de 2008

La Mentira Olímpica. China, en el 2008.


Puede ser dentro de unos meses, es decir pronto. Doce multinacionales sin distinción de origen_ el dinero no tiene patria_ inauguraran en algún lugar del mundo, distinguido con las debidas condiciones de altura (orografía) y neutralidad (política), el más increíble complejo olímpico jamás contado. Los mejores arquitectos del mundo harán cola para estar allí. Quien no está, ni tiene porqué estar es el público: las cámaras de televisión son las dueñas del estadio.

En las aguas de la piscina más rápida jamás construida se reflejan los colores de la Coca-Cola. Los atletas corren en una pista súper-rápida sobre la que está grabado el anagrama de Sony. Allí durante quince días, la “élite” de los profesionales del deporte, con todo el aparato tecnólogo que les ampara se emplean en la obsesiva tarea de batir “records” mundiales pagados a precio de oro, serán los próximos Juegos Olímpicos de la modernidad.

Al abrir la sesión, el presidente del consorcio multinacional organizador de los juegos olímpicos recordará los valores del espíritu olímpico y será la clausura de estilo que redondeará el contrato de la compra de la explotación de los juegos al comité olímpico internacional. De esta forma, en lausanne, una peña de viejos más o menos aristócratas que algún día fueron de este mundo, podrán seguir evocando al Barón de Coubertín, afirmando que lo importante no es ganar, sino participar, que el amateurismo representa la esencia del deporte y que los juegos olímpicos traen un mensaje de paz al mundo, por encima de las diferencias políticas. Poco importa que no se lo crean, cada cual vive de lo que puede.

Para ellos, como para los crédulos que sirven de caldo de cultivo a esos ideales sin carne ni huesos, que Hitler presidiera en Berlín, que un comando asaltara la ciudad olímpica en Munich, que medio mundo boicoteara Los Ángeles o que la otra mitad boicoteara Moscú, que mientras tanto el Oriente Medio sea desbastado, que los terroristas se muevan por la tierra descontrolados,que el petroleo sea el motivo y el fin de tanto desalmado, que millones de niños se mueran de hambre cada año, que muchos gobiernos tengan a su gente oprimidos y esclavizados, que la corrupción y el lucro en muchos sentidos y en todos lados penetre en el meollo de este mundo que se cae de podredumbre, que el monte de dificultades que nos cierra el paso sea cada vez mayor, que todo esto se esté olvidando y el reparto del pastel sea tan solo de unos cuantos, no tiene la menor importancia y significación. En unos tiempos dominados por la competitividad, la profesionalidad y el conflicto insisten en hacernos comulgar con las ruedas del molino del deporte hermanando a los pueblos, de la participación como antídoto de la competencia. La gran mentira Olímpica después terminará, ya se podrá decir la verdad, músculos y dinero. La huella que la historia habrá dejado sobre el cuerpo humano lleva el signo de la monstruosidad: seres alucinantes surgidos de la carrera hacia la superexplotación de energías marginales, llevada hasta sus límites más extremos, es decir hasta donde la tecnología y el oro alcanzan.

Seres fabulosos, en los que impresiona tanto lo que hacen como el trepidante ritmo de pérdida de humanidad a la que están sometidos. Lo demás_ los ideales olímpicos _ son cuentos de la abuelita a la mor de la lumbre, contados ya en estos tiempos que corren con poca gracia y acierto.

2 comentarios:

  1. Efectivamente nos asombraran con sus tantas cosas que ni las imaginamos, tantos fantasticos atletas presumiendo musculos y mas cosas, y ps tienes razon el dinero no tiene idioma..

    saludos y feliz 2008..

    se te kiere Gaviota

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  2. Gaviota:
    La poesía también es denuncia, derrumbe de estatuas, despojo de máscaras. ¿Qué más poético que el anhelo por un mundo mejor?
    M.

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