Me tiendo en la sábana de mi alma
apoyo la cabeza en la almohada
de mis inquietudes,
y mi cuerpo se llena de sal
entrando de lleno en mis heridas
como dagas de neuronas que se escapan,
todo lo que siento
me inunda con cansado sueño,
y todas mis palabras gritan
sin mover mis labios,
en este silencio amargo,
un poco más arriba,
o quizá más abajo,
no puedo precisarlo
siento los latidos de mi corazón
en un precipicio de espanto,
mi garganta la siento cantando
o quizá es llorando,
tampoco puedo precisarlo,
mis labios descomunales
se abren y cierran gritando,
no sé se estoy despierta
o quizá esté soñando,
sigo sin precisarlo,
los espacios tiempo
se desvanecen devorados,
y yo mientras,
dominando la parte más pura
de todo lo sensible
queriendo hundir la sinrazón,
desmembrada como una granada abierta,
renegando de tus besos,
para que la nada se apodere de mi…
atentando contra el pulso de mi alma
perdóname, si con el sol en la cara y la luna en la espalda,
no me despierto.
Eso es absolutamente imperdonable.
ResponderEliminarNo importa, yo tampoco quiero despertarme, cuando sueño que soy el protagonista de todos tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo de oso amoroso.