Ya no te miro,
Ni me importa,
No te veo, no soy,
No estás,
Solo un tic
A un pequeño botón
Y una sonrisa mentirosa
En tu rostro de la comodidad,
Alzo las manos, palpo
Y no toco,
Nada tuvo consistencia,
Irrumpiste ausente
En las formas,
Ahogaste al amor,
A una mujer,
A un corazón,
Ayer lloré,
Hoy ya me río
Con la misma pasividad,
Amarga con que el regocijo,
Fue sacado de mis entrañas,
Con un movimiento pequeño
De manos,
Que me hizo caer con todo
El peso de mis alas,
Ahora después de dormirte,
Duermo, y
Lo siento, si no “me” ni “te” despierto,
Todo cae por su peso,
Si encuentras el camino del olvido,
Pregunta por mí,
Te dirán que ya he ido.
Difícil es aprender
Cuando estás confundido.
Me volvieron a crecer los ojos.
Gaviota:
ResponderEliminar¿No te sucede, a veces, que quieres decir algo pero no puedes? Así me sucede con tus poemas. Son demoledores, francos, plenos; omnipresentes. Quiero escribir comentarios, hacer una seña que te diga que tienes interlocutores, que tus palabras no mueren en el rincón de la impasibilidad. Pero no puedo; simplemente dejo que el silencio que se sucede después de leer uno de tus poemas me abrigue.
Ahora entiendo eso de que “si no puedes decir algo más bello que el silencio, mejor no digas nada”.
M.
Si también me sucede, claro que sí, me pasa con tus artículos de política , y algunos temas en los que no estoy tan puesta como tú, me dejas apabullada y no sé que comentarte, y otras veces me pasa con la saturación de la belleza del sentimiento,mis pensamientos brotan pero mis palabras enmudecen.
ResponderEliminarGracias por esas palabras a mis poemas, me abrumas.
un saludo afectuoso.