Olvidé mi paraguas en el café
solo recuerdo al camarero
que con ojos de glasé
me dijo:
dos terrones y una nube de leche
café o té
tostada o croissant
señorita de ojos de mar?
a golpe de bolígrafo
la tinta se tornaba desperdigaba
y, luchaba con las rimas
a trazos de conquista,
sin conseguir ser de las palabras
alquimista,
la luna se escondía ya en su amanecida
dejando su mensaje en los reflejos
me falta tiempo para mirarte
quiero dibujarte entre mis frases,
no te vayas antes de mis últimas
caricias visuales,
no me dio mucho tiempo
y decidí besar el aroma
de mi extraviado desayuno,
y mis labios susurraron
retahílas de jazmines y azahares,
solo quise sentir el deseo
de las letras en las yemas de mis dedos,
y el calor de mi aliento al escribirlo
mientras se arrugaba la tan socorrida servilleta
y el café se me enfriaba entre los labios
y el cielo de la boca.
Al final me llevé la nada más absoluta
y el insoportable tronar de algún silencio,
se me quedó en la mano, la razón y el pensamiento.
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Huellas.