Todos convertimos el aire en un arco iris sabiendo que colores y dolores caminan juntos, también todos nos preparamos para la ausencia, las ausencias se visten de nostalgias y silencios y no siempre son capaces de inmunizar el sentimiento.
Bueno pues también en cierto modo todos hemos tenido la tormenta arriba y en los pies los gladiolos creciendo. Todos tenemos alguna vez una guerra.
Pero tenemos infinitas palabras que flotan en el embrujo para no naufragar en los mares del silencio y todos lloraremos no solo por lo que se llora, sino porque llorar es parte del ojo y aún comidos por pirañas haremos muecas y soplidos a quienes se balancean asombrados llenos de dudas y de miedos.
Entonces seriamos más libres aunque ese mar nos erosione dentro y sus pirañas nos corten los dedos en todos los vientos de los tiempos. Si nadie está inmune y todos estamos expuestos pues con nuestras posibles y mejores armas nos encontraran dispuestos en la tarea de sobrevivir mientras se pueda, al menos en el interior de cada uno que es nuestro puesto, allí a oscuras y a solas sabremos por lo que luchamos y lo que queremos, donde llegamos y donde no podemos.
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Huellas.