Cada uno de ellos llega a valer su peso en oro. De repente me encuentro viviendo con una frugalidad a la que no estaba acostumbrada, atesorando mis horas como los enamorados sus momentos.
Aún así cuando la semana termina, me parece que he derrochado otra fortuna. El día no me da de sí tanto como antaño.
Por eso pienso que aunque nuestros días estén contados, sabiendo eso, pienso que sería un crimen contra la naturaleza que cualquier generación tomara tan a pecho la crisis mundial, (aunque se alinee en la lucha por mejorar el mundo), como para dejar de disfrutar de aquellas cosas para las que supuestamente fuimos hechos en primer lugar, la oportunidad de hacer un buen trabajo, de emocionarnos, de disfrutar con los amigos, de reír, de vivir, de hacer de nuestros y vuestros momentos una escala de valores y de buenas vibraciones.
¿Para qué vivimos? ¿Cuál es la razón de que existamos? ¿Ser felices? ¿Ser infelices? uhmmm
ResponderEliminar