Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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martes, 26 de febrero de 2008

Tambien Yo.


También yo corro las calles por si adelanto a un reloj gigante, que cubre mi cuerpo, mi pelo, la lluvia y a veces los folios empapados, y también se me eterniza la vida en unos minutos, en unos segundos apenas y abro los brazos en actitud de volar y siento las calles más grandes y como florecen las piedras, pero la verdad es una tela de araña de medidas perfectas.

A veces se precipitan al vacío los hilos sueltos y empieza el sonido de hacer aguas, a llenarse los caños y parece que todo comienza a estallar.

Luego con un simple gesto se regenera el laberinto, se cose y se borda el roto contra las culpas, el desamor, la censura, y desenrollamos la sonrisa.

Una sonrisa contra el petróleo, contra el odio, contra la guerra, sonrisas, contra la falta de tiempo y contra la falta a destiempo, sonrisas… a los despistes, a los ineptos, a los incautos, al reverente, al insolente, a la muerte, al decreto, a las normas, a la injusticia, contra los buitres… sonrisas.

Y de nuevo la trama, la herida transparente, el engañoso sostén de la felicidad, para dar forma a todo cuanto se desgarra, trotándome alrededor del lado izquierdo del pecho, al centro de mis entrañas, dándole forma al amor que desgarras.

Nada, nada, que nadie supo quedarse con un beso mío que yo te negara.

La verdad mutila mariposas, desertiza la saliva, horizontes aniquila, liba a Dios entre labios y pupilas, preñando el alma de pájaros y océanos de avispas.

Aquí estoy reconociéndome el genio de la palabra y el azúcar de los labios a pesar del amargo día que estuve con la muerte y todos con la vida, a veces las manos tibias y otras bien frías, a veces me llueven en las manos tantas notas como besos y otras solo el cartón del desperdicio, y tantas veces sueño y recuerdo el sueño, y descubro un poema como aquella tarde que descubrí a whitman, a veces anochece pronto y otras se descorchan las horas sin prisas.

Y sé que a veces la tarde se estremece y gimen los ponientes y la luna no sale al no saber su sitio exacto, ni derrama su luz sobre balcones donde la noche mece la música al alba, como yo, que no sé el latido que palpita mi corazón inmenso sin medida, la vida me atraviesa y me despoja del tiempo que pasa, del aire que respiro si respiras, del tiempo que te vivo y no lo sabes, del tiempo si supieras que me habitas, la misma mano de las caricias, la misma de los adioses nos derrama sin justicia, esa lejanía que me roza la boca, esa distancia honda que me figura las manos, cuando el viento me abandona en la tarde, como jugando…

2 comentarios:

Huellas.