viernes, 5 de septiembre de 2008
Dentro.
Te dejo un azahar...
perfecto,
sobre el piano,
perfume ahogado.
Búscate el pecho de un poeta
y humedece su rocío...
Que ya es muy pequeño
el beso de mi boca,
deja pasar el aire,
que cruja el adiós
como las hojas muertas,
sobre las velas que surcan
las altas gaviotas...
Que mi tarde ha soltado ya
su larga cabellera,
y la noche es otra
y viene ciega,
y yo me voy corriendo por la arena
buscando la orilla inmensa...
Las cosas caen...
el recuerdo nace...
en ese morir desnudo de mi pecho.
Te rompiste en mi sueño
y sigue el tiempo
sin lamentarlo efímero,
y mientras tanto
el insecto sigue dentro,
dentro de adentro...
perfecto,
sobre el piano,
perfume ahogado.
Búscate el pecho de un poeta
y humedece su rocío...
Que ya es muy pequeño
el beso de mi boca,
deja pasar el aire,
que cruja el adiós
como las hojas muertas,
sobre las velas que surcan
las altas gaviotas...
Que mi tarde ha soltado ya
su larga cabellera,
y la noche es otra
y viene ciega,
y yo me voy corriendo por la arena
buscando la orilla inmensa...
Las cosas caen...
el recuerdo nace...
en ese morir desnudo de mi pecho.
Te rompiste en mi sueño
y sigue el tiempo
sin lamentarlo efímero,
y mientras tanto
el insecto sigue dentro,
dentro de adentro...
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