Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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La Tierra

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lunes, 29 de diciembre de 2008

Isabel4

Isabel ha vuelto.

-Pero Isabel has vuelto pronto ¿pasó algo?

-No hija, solo fui para Navidad, ya sabes ellos salen en año viejo y prefiero estar aquí.

-Entonces te vendrás conmigo a casa de mi madre, no pienso dejarte sola, yo saldré después y os haréis compañía.

-Y anímate que tomaras las uvas con mucha gente.

- Niña ahora estoy en un periodo de reflexión y confusión, ya no soy la mujer joven que tiene la vida repleta de proyectos que llevar a cabo, aquellos que prematuramente me arrancaron de cuajo, ahora soy un ser desvalido que mira al mundo con sensación de fraude, la guerra me arrancó el amor y mi único hijo me ha defraudado, tengo la certeza que me cambiaron la historia, esa que debió ser diferente y que ha sido un relato de pérdidas, las personas importantes de mi vida no están y sus retratos toman la forma de fantasmas para ayudarme a superarlo- a veces no sé si deseo que Isabel sea tan real contándome su historia, habría querido no saber más, vivir algo más ignorante, porque sencillamente me duele, sé que me apasiona observarla, que tiene mucha materia para mis letras, pero me lanzan en ocasiones cuando la escucho a un abismo de tristeza, a veces la vida dibuja círculos poco creíbles y como ella dice, nos cuesta aceptarlo con la cabeza, pero el corazón lo dicta, cuando él te habla, demasiadas veces sirve para recordarnos que nada fue como lo hubiéramos deseado.

_A veces niña-proseguía- vivo una sensación de incendio, y otras de hielo, a veces no quiero caminar y otras me gana la prisa por llegar, por eso niña, tú tienes que ir muchas veces a buscarme, porque no quiero encontrarme, me voy a la calle a soltar en el aire los restos de los momentos que quise retener, después me encuentro con tus ojos llenos de cariño de día o de noche en plena calle, me hacen volver…

Sé que me observas en muchas ocasiones perpleja, pero siempre me escuchas y sabes hacerme entender lo que debo de hacer.

El otro día-me contaba- me dio por abrir el armario viejo, ese que guarda cada uno de los vestidos que me compré para cuando mi marido volviera de la guerra, todos ordenados por fechas, cada uno de ellos me escondía una realidad que nunca supe o no quise reconocer, empecé por vestidos sencillos, y mientras más carencias sentía, más adornos les colocaba, añadiendo a esas carencias dosis de fantasía, entonces se iban convirtiendo en disfraces, añadiendo más peso encima, cuando ya él dejó su último aliento en aquella guerra absurda, dejaron los armarios de llenarse de vestidos y con ellos una Isabel que ya casi está olvidada.

¿Cómo podía haberme transformado de esa manera?

Un día los rizos de mi pelo negro, esos que me caían en cascada por debajo de la espalda, como olas que se agitaban si movía la cabeza, fueron cortados y ya nunca fui la misma.

Todo se volvió lento, cada momento tenía una forma propia que me declararon enferma de tristeza, no pude evitarlo, los años no borran la memoria al menos con voluntad propia y todo ha formado parte de mi metamorfosis…

Después Isabel guarda silencio, un silencio eterno que acompaño mientras le acaricio la mano, entonces guarda sus recuerdos en el armario con los vestidos y sus etiquetas, algo de lo que me alegro y luego, me pregunta si voy a ir de fiesta para despedir el año viejo…

3 comentarios:

  1. Bellísimo escrito. Esos diálogos de Isabel parecen de escritora, todo lo dicen con tanta claridad y elegancia.

    Saludos niña guay, espero que estés pasándola bien por esos lados. ;)

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  2. Hola Engels, me alegra verte, estaba que no tenía un momento para el blog, gracias por tus deseos que son los mismos que para ti deseo, ya sabes , es mutuo.
    En cuanto a los diálogos de Isabel, pues ella quizá me los diga con otras palabras, diciéndome lo mismo, las formas de expresión las elijo yo, ella tiene mucha materia para ofrecerme en mis letras, es una gran mujer, como esas mujeres de antes, otra asi como mi madre. Un beso.

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  3. A mí me encantan los diálogos Cinta, soy un maniático, amante de las conversaciones. Aunque le agregues tu toque de escritora, los diálogos no dejan de ser bellos.

    Un abrazote!

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