Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Julia.


Salí de casa de Julia aturdida, no sabía exactamente cuánto tiempo estuve allí, debía ser muy tarde y llovía mucho.

Todos los portales estaban cerrados y el cielo se descargaba de un apretado batallón de nubes espesas sobre las azoteas.

Yo me sentía suelta y libre, aliviada por el aire frío de la calle, me detuve en medio de la Avenida, mirando el alto edificio en el que vivía mi amiga, ya no se traslucía la luz detrás de las persianas cerradas, Julia quedó por fin dormida y tranquila cuando me fui.

Mis pasos sonaban en el silencio de la calle mojada y los llantos de Julia aún resonaban en mis oídos despertando los posos de dolor desbocado de mi corazón por la pena de amor de mi amiga. ¡Pobre Julia¡ después de 4 años, le han herido el corazón.

No sabía si irme a casa o caminar entre los bloques silenciosos del barrio adormecido, respirando el viento amargo, no podía dejar de oír su voz angustiada preguntándome mientras se echaba en mis brazos ¿Cómo ha podido dejar de quererme después de 4 años?

En silencio le secaba las lágrimas mientras la consolaba, qué podía decirle yo, ¿qué el amor es así de caprichoso, que igual que viene se va? No, prefería solo oírla y calmarla.

Oí gravemente sobre el aire de esta noche triste, las campanadas de las doce formando un concierto que me pareció lastimoso.

Crucé la vía del barrio Inglés hasta llegar al centro del viejo cuidado y hermoso barrio, que los años lo habían dotado de un encanto especial, contagiado de belleza, el frío parecía encajonado en sus calles estrechas, reinaba un silencio impresionante, parecía haber desaparecido la vida y un sobresalto en el aire me trajo de nuevo a Julia, perdida, indefensa como una hoja de papel en el viento y apreté el paso con firmeza de tener fe, fe por ella.

Cuando salí de mis pensamientos, me sentí invadida por todos los terrores de mi niñez en la oscuridad y salí corriendo hasta verme sacar las llaves justo en mi portal. En el ascensor pensaba que estaba segura que Julia saldría de esta, ya nadie se muere por amor y hay muchos hombres que pueden llenarle de nuevo el corazón.

2 comentarios:

  1. Es difícil verse envuelto en situaciones así, pero para eso están los amigos verdad?.
    De seguro lo superará, con una amiga como tú a su lado la pena, sin duda, se hará más fácil de llevar...
    conoces esa frase? las alegrias con un amigo se multiplican y las penas se dividen...

    Un abrazo Caro.

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  2. Muy bellas tus descripciones, tus pasos sobre la calle mojada, y la brisa fría.

    Es triste que estas cosas sucedan, lo bueno de este mundo es que siempre más adelante hay gente, sol, mar y un rico viento esperando soplarnos el pelo y elevarnos.

    Un abrazote Cinta ;)

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Huellas.