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domingo, 1 de marzo de 2009

Mamá Cuéntame un cuento...


Mi madre siempre tuvo un baúl de madera labrada muy bonito, se lo regaló un anticuario francés amigo de mi abuelo, el día de su boda, por lo visto tiene mucho valor, todos lo cuidamos con esmero, aún lo conserva, pero es otro su valor verdadero.
Allí guarda su diario, sus recuerdos, sus amados objetos, pero sobre todo eso y por lo que esto escribo… eran los cuentos.
Mi madre se inventaba historias maravillosas, mi madre escribía cuentos y le era sencillo… sólo dejaba volar su pensamiento, como yo el mío…
El baúl estaba lleno de cuentos, antiguos y más nuevos, los universales de autores famosos y los que ella llamaba suyos, escritos con letra inquieta llena de amor y de prisa, motivo de tanta sonrisa en sus niños y niñas…
Mi casa tenía seis habitaciones, la de mis padres, la del “ por si alguien” (Invitados) la de una señora que cuidaba a mi abuela y ayudaba en la casa y las tres restantes, según mi padre para los arrasantes, dos en cada habitación porque sea dicho de paso mi padre con tener ¡Seis Hijos” vaya que si arrasó… qué locura, pobre mamá, cuatro chicas y dos chicos…
Entonces dormíamos dos en cada habitación… En las noches de invierno sobre todo, mi madre nos leía un cuento a cada dos… entraba a suerte en que habitación entraba primero. Después de cenar, el que comía mejor tiraba primero… mi madre ya nos atrapaba desde el principio como la de sin querer queriendo… era un salero.
Era curioso como después todos nos íbamos a la cama sin pensarlo, ella esperaba a ayudar a los más pequeños y después iba a su baúl y en unos momentos elegía el cuento, unas veces suyo y otras ajeno… nunca el mismo en cada habitación, con sus tres cuentos o libros o cuadernos, entraba en la primera se sentaba en la alfombra que separaba las dos camas y comenzaba a sonreír mientras contaba…me encantaba oír a mi madre mientras el sueño me llevaba, su imagen guapa, su cara de niña y esa dulzura en su cara y su sonrisa amplia iluminando la mía… era la última imagen en la noche y la primera de Alba…
Una noche mi hermano pequeño, le dijo a mi madre:
- Mami ¿porque ya no le lees cuentos a mi hermana y hermano mayor?
- ¿Te has enfadado con ellos o se portaron mal y les has castigado?
- No mi niño, tú sabes que eso no entra en los castigos, ni tampoco me enfado tanto como para eso… lo que ocurre es que ya crecieron lo suficiente para leer por si mismos… aprendieron y crecen por fuera y por dentro, se enriquecieron… porque aparte de leer aprendieron ya a regalar su tiempo y así yo, puedo disfrutar del vuestro y dejar algo para el mío… cuando crezcas y aprendas lo entenderás.
- Mi hermano sonriendo, se dejaba dormir oyendo su cuento.
- Y todos sus cuentos llevaban una lección dentro, sabía sacarle a todo, su provecho.

Un día mientras me leía a mi, yo estaba muy seria y creo que a punto de llorar, y ella me dijo: “Anda princesa de mis cuentos, cuéntame tú a mi, ¿que te pasa hoy?
_Mamá, yo no quiero ser rica, no quiero enriquecerme, ni tampoco crecer”

Ella disimulaba su asombro, me miraba con sus dos lindos ojos y algo más seria dijo: “eso no está en nosotros mi niña, ahí no cabe elección, se va uno con el tiempo creciendo y sabiendo, tú crecerás y te aseguro que te enriquecerás, así que serás rica… pero no es malo ya lo verás”.
-Mamá yo soy pequeña, pero ya sé medir mis sentimientos, sé lo que quiero – mi madre espantada- y sé lo que no quiero…
-¿Y qué quieres tú mi niña? ¿Ser siempre pequeña?
- Si enriquecerme quiere decir que dejaré de oír tu voz leyéndome cuentos cada noche y dejar de ver antes de dormir tu sonrisa, no quiero ser rica y si ello lleva no crecer, tampoco quiero crecer, porque este es el momento de mi día, que más rica me siento, sin él la noche es más noche y tengo miedo…
¡Pero hija eso es porque eres pequeña y tienes sin remedio que crecer, perderás tanto a lo largo de tu vida¡ y eso te va a enriquecer.
Entonces mi madre guardó silencio, yo sentí su emoción y me abrazó suavito, y lento, con ese ritmo de acuno que mecía mi cuerpo…

Era en esos momentos cuando ella me contaba una historia sin leer, una historia que venía a cuento… siempre con su provecho… y el mío sin dudarlo.

Mamá te quiero… léeme un cuento… hoy tengo miedo.

11 comentarios:

  1. Precioso.

    Cuando era pequeño inventaba muchos cuentos.

    Ahora solo quiero ser un cuento.

    "Un abrazo, gracias por visitarme, gracias por escribir cosas tan bonitas"

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  2. Precioso.

    Cuando era pequeño inventaba muchos cuentos.

    Ahora solo quiero ser un cuento.

    "Un abrazo, gracias por visitarme, gracias por escribir cosas tan bonitas"

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  3. ~~~~~~

    Ah Carolina ! Por qué escribir poesía?! Tus textos son siempre maravillosos, llenos de poesía. Un hermoso texto vale más que mil poemas, porque no puede tener metáforas como en muchos versos, y en mucho la poesía.
    Por supuesto no voy a olvidar a Carolina,... "mujer de ojos verdes". (Ellos son de color verde, verdad? ... soy aburrido!)

    Beso Carolina!

    ~~~~~~

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  4. Hola insomne :) gracias a ti por visitarme y dejarme tus lindas palabras, estaré visitándote.
    Un abrazo.

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  5. Hola tav, bueno pues se escribirá lo que salga :) Gracias amigo eres un sol.
    Ah y de aburrido nada, acaso tu blog no dice que no lo eres? yo creo que si.
    Mis ojos son como tú los quieras ver, pero son.
    Un abrazo Corsario poeta.

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  6. Querida Karol !!! Me entere viendo el blog del bakano que estuviste ingresada ocho dias, algo que desde hace unos años, te dá algun sustillo sin pasar de ahí....

    QUe te paso mi querida amiga ?

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  7. muy bello amiga, sería hermoso no crecer nunca, vivir siempre suspendidos en una madre y sus cuentos o en cualquier juego de niños, pero no crecer significaría detener la vida y de alguna manera la existencia, las flores y también los llantos.

    afortunadamente siempre hay cuentos y fantasía por recorrer.
    un abrazo.

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  8. Los cuentos son poderosos, arrastran un cordón lleno de magia. Tienes arte inyectado por todos los lados, madre, padre, hermanos, abuelo, etc.

    Ya me imagino a tu madre como Sherezade. Esperamos que algún día puedas publicar uno de sus textos.

    Un abrazo

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  9. Gracias Engels. Si son mágicos y mágico lo que produce en sus situaciones. Así es mi familia a dios gracias es arte puro por su sensibilidad y el don de buenas gentes... y si ella me deja lo haré, recuerda que no son míos...
    Gracias un abrazo.

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  10. Historias de niños, mi querida Cinta, de niños de carne y hueso, de niños en todo su esplendor, lejos de las renuncias de adultos, dispuestos a amar sin condiciones y a soñar sin limitaciones. Hermosos niños, que aman y son amados, hasta donde no se puede amar…

    ¿Te das cuenta de lo que te pareces hoy a la niña de ayer? Te lo digo yo, que tanto destaco tu madurez… Y lo digo precisamente por eso, porque has sabido crecer sin perder lo mejor de la niñez. Y no es que todo sea perfecto, que quedan flecos por ajustar, pero ese olor tuyo a niña marinera, esa infancia feliz de hijos, padres y abuelos, me habla más de ti que todo el resto de tu vida. Son las esencias, en este caso, las buenas esencias.

    Preciosa tu vida y tu historia. Guárdala con cariño en tu baúl, ese que no es de madera y que siempre llevamos puesto… ese que si se nos rompe, se nos rompen los recuerdos y se nos rompe todo…

    Un gran abrazo.

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  11. Como siewmpre mi querido amigo Suri, tus comentarios llegan a mi ventana cargados de poesía, tu genialidad y sensibilidad son ilimitadas, gracias de veras, ah y si, me doy cuenta, yo siempre seré la misma niña, en algún sitio de mi interior, sigue la niña que no quería crecer.
    Y a veces pienso que no lo hizo del todo, nunca deberiámos de dejar de ser un poquito niños, aunque solo sea sea para conservar la pureza y la espontaneidad de las cosas y de nosostros mismos.
    Un besazo amigo.

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