Y sin Embargo...

Y sin embargo, todo el mundo sabe que hay algo prodigioso cuando el corazón se entrega y entrega en él, el universo convertido en momentos donde se oye su latido, en una madre que pare, y en su hijo que le nace, en un científico que deja los sesos en su descubrimiento, en una sonrisa que llena de Dalias y claveles la Avenida, en esa boca que susurra palabras llenas de ternura, en ese clásico cuento que cuentan a sus nietos los abuelos, en la visión de la vida que es la primera fantasía…
En definitiva, en todo eso que nos despierta una noche creyendo en todo aquello que nunca habíamos creído, y nos despierta sabiendo que existe un lugar en nosotros al que no dominamos para bueno y para malo, del que surge el estremecimiento, el asombro y también los sueños… y se harán un patrimonio… el sueño siempre sueño y todas las cosechas de carne y de quimera.

Hay algo prodigioso que siempre fue del hombre en sus caminos descubiertos, buscando ese secreto tiempo tras tiempo, aunque no tenga regreso y haciendo historias con sus huesos…

Y todo el mundo sabe que hay de todo un fondo… lleno de Esperanza.

Y el hombre también sabe que él siempre estará aquí, para cambiar los paisajes de los días, y darle colores nuevos al arco iris del tiempo, y sus manos que son puentes para llegar a la gente, y hay un mundo el que se ofrece como hombro, para que la tristeza recueste, en esa hora de la luna que en la noche, oye los sueños…

Y sus ojos que son las cuencas donde naufragan sus lágrimas y van a caer al mar, y el mundo sabe, que solo con caricias podrá arropar el hueco de las carencias, y que aquí estará, tras su mirada y su sonrisa.

Como sabe, que una llama sin vuelo le crece en el pecho, que se hizo de amor y todo amor le late, que le absorbe el coraje y le endulza la sangre, que también vive en la tormenta que ruge y en la brisa suave del aire, poniéndole a la palabra su acento, tacto y razonamiento, y sabe de una cárcel encerrado en unos ojos y sabe agarrarse y soltarse de los barrotes del silencio… por eso, yo digo, y sin embargo, sabe de la cadencia en la nota, y la pasión en el verso… confiemos…