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La Tierra

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domingo, 28 de junio de 2009

El Aleph



Hay algo que nos pasa inadvertido, algo que nos transita y que no vemos… nosotros los sencillos, los de a pie, le llamamos misterio y Borges le llamaba Aleph…

Al ingenio, al misterio, al encanto… le llaman Aleph y otros, le llamamos Borges…

Porque sí, porque Borges era un misterio como ser y sabía ser un misterio… pues no se puede comprender a este hombre, sino pensando que lo fue…

Acaso no es un misterio que un conservador, un liberal moderado, se disfrazara de reaccionario…

Y qué decir de que cada vez que lo nominaban para un premio sumamente importante, soltara los improperios justos y necesarios para no serlo y perdiera el premio… y además el Nobel…

Y no es un misterio que presumiera de tomar drogas y su mayor dependencia fueran, los caramelos de menta…

Y no tiene Aleph que después de quedarse ciego, viajara por el mundo para según él oler los países… se llevó el olor del Machu Pichu en los ojos, y dibujó un Japón en su mente y se dejó explicar las calles y las ciudades con la misma sencillez que aceptaba ser vetado para el Nobel…

Acaso no es peculiar que cuando se cansaba de ser Borges, y quisiera conocer el verdadero hombre que llevaba en las sombras, dijera: “¿Y porqué voy a morir si nunca lo he hecho antes?, vamos como si se tratara de ser bombero o maestro… según él hasta la muerte le puso veto…

Todo eso y mucho más era Borges, todo menos un escritor mediocre.

Todos vamos directos al anonimato, pero él no lo fue, Borges era el Aleph y al Aleph, muchos le llamamos Borges…

1 comentario:

  1. Definitivamente era grande como escritor.
    Bien por este homenaje.

    Un placer leerte.

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