En Honor a Carla, que se ha ido con los pasos de la esperanza.

Sabes bien que no volveré- dijo ella-

podrás cruzar todos los desiertos llenos de cactus

y apostar que así será.

Podremos mirar la misma luna

gozando la misma noche-tú allí, yo aquí-

pero desconectada totalmente de ti.

Sabes que nunca te abrazaré de nuevo

porqué sé que tú no me ibas a soltar,

eres un obsesivo y el ser más primitivo.

Deseché todas mis buenas intenciones

me arranqué a tiras la piel- y mudé-

me desgarré la lengua de amor,

y destrocé a golpes mi pecho

hasta sacar el amor a jirones,

desde la más pura esencia de mujer enamorada…

y me puse el disfraz de la ignorancia

infranqueable… una muralla…

Después,

de rodillas y a solas

al filo de mi cama,

supliqué un corazón más fuerte

para volver a nacer,

lo he conseguido-eso no lo dudo-

Tú tendrás un bello recuerdo mío,

-eso jamás lo dudé-

y tú, -yo sé que bien jodido-

hasta en las hojas que caen de los árboles

formando una alfombra en las calles,

leerás mi nombre…

Y allí donde quiera que estés,

te sientas a esperar el tiempo volver,

como en una larga soledad

que desciende por todo el recinto…

Ya no hay nadie

a quien puedas dañar,

ya se ha ido…