jueves, 19 de abril de 2012
S/T
Yo no tengo reproches,
tengo tristeza...
no me corre la sangre, todavía... de la sorpresa.
Y me duele el intento
de hacerte la conciencia...
me invento tu ternura, tan poco regalada,
que te habrá hecho nadie
para que te duela la sonrisa...
Y tu voz oigo en mis letras
que son quicios de viento
esparciendo con caricias mis cuartillas.
Qué tendrá esta tarde
de muro del Atlántico,
balancea los segundos
y desaparece callando.
Eso es lo que tiene,
la soledad de tu abrazo.
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Me encantaron tus letras y la fotografía.
ResponderEliminarEsta tarde el Atlántico estaba igual, como en la foto. Parecía triste, desconsolado, pero por su acertado desconocimiento, conocía la transmutabilidad del mundo de las formas, a la vez que exhalaba paz atemporal, acomodándose extraordinariamente a las abruptas irregularidades del rocoso fondo, como nada ni nadie en este mundo...
Besos y feliz semana.