Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

Corramos... Hay que salvar el planeta.

La Tierra

La Tierra
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jueves, 6 de marzo de 2014

No tengo tiempo

Se va el tiempo.


Corre a dentelladas

a zarpazo limpio, a traidoras zancadas,

sin apenas darte cuenta de que no lo hay

para tanto proyecto,

que se va dejando amontonado

en los divanes de los deseos ajenos.

El trabajo, horas y horas en la mesa de un despacho

gris y desmantelado de todo afecto.

Reprimir el deseo, la voz, para acallar el llanto sutil

del anhelo de hacer y estar en otro sitio,

horas muertas y las diversas cosas perdidas

llenando el vacío de esperanzas sin esperas.

Oasis de deseos donde se perpetúan

“Los mañanas será otro día”

“los quizá mañana pueda”

rodeados de fronteras imposibles

y de carnavales del tedio.

No está pagado con ningún sueldo

descargar la vida en las estulticias de las proclamas

como aquella de que el trabajo realiza y dignifica,

puede ser, pero dignifica el espíritu la resta de algunas horas

del tiempo que regalamos para júbilo de los indecentes dogmáticos

que se aprovechan …

Pero el tiempo perdido se vuelve gris

no espera rosas sin espinas,

ni dibuja corazones libres de margaritas que dobla el viento,

solo nos queda dibujar silencios en los matorrales del aire

desde los cristales que nos retienende lunes a viernes

para que otros se den banquetes, de sol y aires ...

Pero yo sé que las estrellas parpadean a los que sienten la magia

como a mí en este despacho, esta tarde larga,

mientras escribo como me siento.

Cuando ya la luz se va haciendo tenue, confusa y distante

y me vuelva a redimir con el perpetuo “quizá mañana” …

se romperá la fe de los amontonados tic-tac

que amoratan el día, con la misma labor cansina, bronca y desolada

de una máquina en una mesa, que me despierta el ansia de la fuga.


miércoles, 5 de marzo de 2014

Déjame que te diga

Déjame que te diga que existo,


que ya no entiendo el eco

porque estoy recostada en tu propia memoria

vestida de mujer en tu carne incendiada,

en tu hoguera de agosto solicitando lunas.

Que tu cuerpo es la roca

de mi eterno naufragio,

que tus manos suponen orillas

donde navegan los dedos de mis sueños

hasta llegar al aullido del amor que te grito,

que tu boca es el ático que bebe mi locura

cuando allí entre tus manos

abrevian las horas…

Que mañana sí existe, en cuanto amanecieron
Tus dos brazos desnudos para zunchar la aurora
como la curva limpia de una ola sin agua,

que tus ojos son soplos que acarician mis ojos,

que la ladera alta de tu cuerpo es más hermosa

que aquella amapola última que acaricié en la lluvia.

Que me quiero en tu pecho

ese algodón refugio de hierro interminable,

y en tu pelo revuelto

encanando su colección de olvidos,

en tus ojos mágicos que tantas veces he mirado

y en los que ya me he perdido.

En tus anchos hombros y en tu aroma impaciente…

Déjame que te diga

que no sé si exististe, aunque pueda probarte

que un día yo existiera

en el lugar del aire que tú solo conoces,

clavándome en la nuca alfileres de besos

sobre la ortografía de la pared del ansia.

Déjame que te diga

Que no te digo nada

Porque ya enmudezco masticando tu nombre

y que por eso, mi corazón se diluye en el aire

aterido por un siglo de asfixias,

aunque después ocurra que mi voz,

Siga aullando detrás del Universo.

Déjame que te diga… no te lo dije, Todavía.

sábado, 1 de marzo de 2014

Cuando sale la luna.

Te has quedado mirando


Justo en las aristas de mis labios,

Por si acaso te incitan, tú cierras los ojos

Sintiendo mi aliento-tan tibio-

Y de adentro me masticas y me tragas

Manchándote el corazón

De la sangre que me sacas.

Entonces despeinas tu mal humor

Y vuelves gatuna tu mirada

Tan dulce, tan llena, tan triste,

Un chorro de zumo de luna

Chorrea por tu figura

Es una música que la noche te regala.

Selene te abre la ventana

Devolviéndote la calma.

Yo soy la sangre, sustancia, existencia, vida

Y tú eres el Drácula.

Y cada luna, yo te estaré esperando

Aunque tú ya no vengas.