Cuando te encuentro, es ese instante preciso que no te reconozco, siempre es así, es como si las cosas tuvieran tanta fuerza que fueran por ellas solas, tú siempre serás tú, en ti y por ti misma, arrastras con tu fuerza, con tu sutil y peculiar forma de andar por la vida.
Pero apenas tus ojos rozan la cuenca de los míos, vienes y vas y te asomas desde el fondo de mi materia y vienes y te vas y vuelves como la lluvia que riega la tierra.
Te miro de reojo y saltas sobre mí, como el llanto y la risa, impuntual y precisa, me dices hola y te vas, me dices hasta luego y regresas, como la pena y la alegría que tantas veces vuelve… inesperadamente, o tal vez como esa imagen tuya que está ya prendida en mi retina.
Y nunca podré pasar sin tu sorpresa, ni el desvarío que me has regalado desde que te he conocido.
Seguirás pasando de tu corazón al mío, la sangre que corre por tus venas y sentiré tu huida y tu regreso apenas.
Mi alma se sorprende a tu paso cuando por ella transitas y te resbalas, pero te reconoce y asimila que es mayor tu brevedad que tu costumbre, y no intenta retenerte porque ya sabe que siempre vuelves, cuando el olvido alarga demasiado su ciega sombra en los seres que tú transitas, y se alegra aunque no sabe porqué tantas idas y venidas, se muestra siempre agradecida.
Y yo que mi cuerpo por ti late constantemente me dejo llevar por el instante.
Después vuelvo a las cosas, , a mirarte y a mirarme, como respiro tu mismo aire, como te cuelas en mi memoria, como si fueras un paso de nube transitoria que a la vez me deja siempre su custodia.
No es que me vaya
ResponderEliminarsino que estoy.
No es que te vas
porque en ti pienso
y te tengo dentro
aunque no te tenga nada
te beso quedo
aunque no te bese
abrazo tu espalda
aunque ni lo sientas
yo estoy contigo
no soy tu sombra
no quiero eso
soy tu zapato
de la parte gastada
soy tu abrigo
de la funda
soy tu ropa interior
en su costura
soy lo que no ves
acaso en penumbra
soy partícula limpia
que en el diástole
de tu corazón
pegarse procura