domingo, 26 de febrero de 2012
Es Pasado.
¿Recuerdas?
Cuando corrías por la hierba agitando las manos como un caza
mariposas dándole golpes al viento…
¿Qué haces amor?
Entrenarme, atrapando tu rastro en la brisa para cuando no
estés mañana…
Grita un te quiero para ese día que te vayas yo lo encuentre
guardado de recuerdo…
Como el beso que me diste dormido entre los labios y que
desde entonces tu aliento me besa mientras duermo…
Y fue cierto.
Me fui… dejé de coser soles y lunas en tu pecho.
Y tú, agotando terapias devorando a besos la nostalgia.
Y Luego la ausencia, consumida de noche y de día de suspiros
y ternuras.
Cuantas veces esas cosas pasan y no pasan, se quedan allí
mezcladas en el alma, en el trasiego de regar la piel por los caminos.
Y sin embargo, hoy, no volvería a amarte… ni están mis
brazos abiertos por el aire, pero si, aún amo aquél momento como se aman y se
guardan las cosas de verdad de otros tiempos,
las que se hacen leyenda allí en el pecho, la pureza única de unos besos, la
caricia inalterable en la memoria, los brazos chapoteando aires…
No es olvido, es pasado, como tú decías, atrapado en el
tiempo en el mágico momento y encontrarlo en el recuerdo.
Y qué lindo, porque aún de vez en cuando siento la ficción
de tus besos como un calor templando el aire, como una flama que vaga en otros
tiempos, como una inspiración que me permite escribirte en estos versos , un
calendario donde están anotados los
besos que te di y que me has dado, en ese tiempo que la luna de enero dio vuelta tres
veces sobre abril, y dormía en nuestras bocas…
sábado, 25 de febrero de 2012
En la mesa del Rincón_"El día que me salven"
Porque eres una artista
porque expresas con tu voz
porque sientes tan bonito
porque eres especial...
Pura contradicción de acción y reacción escondiendo el corazón.
El verbo preguntar de los demás baila al son de tu canción, sabiendo tú, que sigues siendo.
Y suena tu canción a doble voz, contradicciones de interior...
Suena tu música cómplice contra la fuerza, "el día que me salven" se oye en la mesa del rincón mientras despintan lágrimas la razón.
Luché, lloré, soñé, dañé, canté... repite la canción, la melodiosa voz...
no vi, sufrí, caí, y ciega sucumbí...
Un poeta te dio letras sobre una fuente donde llora el agua, rasgando cuerdas de guitarra de tanto continente contenido.
Chicas tus manos, ciegos tus ojos y un lago enorme debajo de tu frente, el que a veces y a solas te desborda y mares de llanto callado recorren los estados libres de tu cuerpo y los páramos rebeldes de tu pecho...
Y ahí en frente, un mar de gente que a veces te sacude ya impaciente y otras te acaricia suavemente.
"El día que me salven" dice la canción, mientras ya habrás tú, condenado a alguien...
Que te salven sí, cueste lo que cueste. Dientes apretados, labios sin sonrisas, rabia contenida, nudo en la garganta, lágrima escondida y bocas que no cantan...
Canta tú que sabes, por ese beso exiliado, por el corazón huido, por el golpe recibido... que no importe nada de eso, ni lo que se cae en el camino, ni el tiempo perdido, si al final llega un día que te salven, si no tú misma que sea alguien...
Y en la mesa del rincón, se oye un viento de notas musicales clamando salvación... resistir... esa es la clave. No importa que en el intento y en la espera muera alguien...
Que en la mesa del rincón, siempre suena tu canción a doble voz, mientras te oyen callados y bajo la luz de neón, los que perdieron para darte sus estrellas fugaces...
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