Un amor nacido entre mil ciudades
Un metro y una plaza,
Me gustó mi trenza
Durmiendo en tu hombro desnudo
Y tu casa
Tu cielo florido
Y tus manos cálidas,
Tu vida,
Una vida pausada
Y esa calma, y ese viento amante
Que siempre te acompañaba.
Que saben vivir enterradas,
Aunque me hubieses prometido
Un castillo…
Con murallas de rosas blancas
O me hubieses prometido
Cepillar mi pelo…
Bajo la misma luna nacarada,
Hoy, también dormiría sola
Sola y ansiosa del alba.
Mis manos tenían tu olor
Tu jugo, tu cara,
Porque todo nació
De una mente enamorada
Bajo la luna despeinada.
Pero en los barrotes de tu alma
Quedé atrapada…
Por mi mala memoria durante un tiempo,
Aparqué tus besos…
Tu espera y la mañana.
Que me olvidé enamorada
Y las calles…
También tus calles,
Me gritaban tu nombre
Mientras jugaba.
Pero en ese tiempo…
No llegó hasta mí tu amor
Y me quedé adormilada…
Mientras la luna enojada
Me avisaba.
Podría haber dormido mil días
Y mil noches, mil historias
Pero allí alejada…
Sentí tu beso en mi frente
Tu presencia…
Tu olor y tu arrope
Tu voz desesperada.
Tú me arropaste en mis sueños
Fuiste suave…
Mientras yo…
Jugando te olvidaba
Y guardaba la nostalgia,
Si me pierdo…
Si algún día no me encuentro
Enciérrame en tu memoria.
He vuelto a ti
Cuándo amanecía
Y dormida…
He acariciado lo blando de tu alma
Y tú no me has dado la espalda
Y te quiero, y te quería
Y desde que no recuerdo te esperaba…
Aunque hubo un día, que algo
De ti me apartara
Estoy aquí a tu lado, y ya
Sobran las palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.