Qué lejano es el roce
de tu boca en mi boca,
pareciera la sombra que
anhelante me toca,
la luna de la noche
más que tú me roza,
su luz inmensa
se me encerró en el pecho,
y me latió encendido
el pulso con el fuego,
se me rompió el amor
la espera y el tiempo
y en el silencio,
quietos…
se quedaron tus besos.
Y todavía los busco
en las aristas del sueño,
el tiempo amor,
hace piruetas
sobre el anhelo.
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Huellas.