Respiraste mi nombre
hasta saciarte,
y en tus pulmones germinarme.
Que soy difícil
me confesaste,
mi nombre se te hizo mar de mares
y te ahogaste
entre torrentes de agua
y suspiros de aire.
Te inundé por dentro
de agua salada y de aire fresco
resucitaste como los muertos.
Y yo no entiendo,
porqué te ahogas
en ese aire que yo te presto,
si es lo único
que hace flotar
la balsa errante de tu cuerpo,
si te sumerjo en el terciopelo
que traen mis vientos.
Así que vamos a respirarnos
mutuamente nuestros nombres
sin trucos, por dentro
aunque sea a lamento,
de rompernos de amor
como vaso en el pecho.
Precioso escrito.
ResponderEliminarEnhorabuena.
es verdaderamente hermoso este poema, no pudo ser dicho de otra manera.
ResponderEliminarFELICIDADES.