en el limite de mis labios y la almohada...
Que secreto tan amargo,
tu amor, mi amor.
Que horizonte tan lejano tu sonrisa.
!qué lejana tu prisa, mi prisa¡
me convenzo que todo fue mentira,
me arranco los ojos,
estallan mis venas,
brota la saliva avinagrada,
y un calor asciende sin poderlo evitar,
de mis labios al roce de los tuyos,
espera la sombra
del fausto panteón cayendo en la techumbre
de una lápida pobre,
pequeña,
recién nacida acaso,
y no encuentro el epitafio.
el barro del desamor vino a salpicarlos".
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Huellas.