Esa pasión eterna entre las sombras
Como un volcán dormido de deseos,
Ansioso de caricias y de besos,
Ha encendido la ardiente llamada de dos cuerpos
Ahíto de caricias contenidas,
Sobreviviendo al recuerdo
De antiguas despedidas.
Cuántos amores pueden desatarse,
Habiendo estado presos
En el mudo latido de otro pecho,
Buscando salir de algún silencio,
Besos , besos, besos…
Delirios que llegan lentamente
Posando sus deseos en el vientre
Que roba la emoción y se trastoca
En la locura de esa piel cuando nos toca.
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Huellas.