Mas allá de ese mar,
de esa distancia mordida, ¡digerida¡
te siento vibrante, extendido
como una meseta de verdes conseguidos,
que se yergue alta en medio del deseo,
adherida al eco de mis labios
que marcan tu sonrisa,
¡a mi vida¡
ebrio entre las sombras de alguna madrugada,
en que rompimos alguna cita
perdida entre nosotros, mientras nos abrazaba el tiempo
rompiéndonos el paso y la huida malva de las horas
atrapando sentimientos prendidos en los árboles,
para hacer nuestros los rostros nunca vistos,
soñados, dibujados y sentidos,
abrazando todas las nostalgias y amando en la memoria.
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Huellas.