Y allí está,
vaga suspendido
como luz incandescente
para ocultarse en todas mis albas
y cuidar todos tus desvelos,
hasta que el cansancio
clausure tu mirada
y comiences a dormir.
Sobrevive
sobrevivirá inédito
sin sombra ni resquicio
lejos de la carne
del beso
de las tempestades encubadas
en el sueño y la sorpresa
de tu epidermis sobre la mía.
Allí vivirá,
en su exactitud y sabiduría
inexplicable e incomprensible
a nuestra razón,
el punto donde cruzamos
en aquél momento
en que ambos caminábamos
hacia el esperado encuentro.
Bueno
Bello
Inmaculado
Pueril
e incorrupto.
Sutil en nuestros sigilos
se abrirá en una sonrisa
que nadie entenderá,
en el pensamiento
que no tendremos que explicar
más allá de todos nuestros adentros.
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Huellas.