Lloroso, aturdido,
Inyectado de sangre
Hosco.
Aún no noto en tus ojos la fijeza,
Pero tus pestañas lagrimean,
Amarillas, putrefactas al alba.
Y distingo ya tu pupila,
Ocupando enorme,
La cilíndrica abertura.
Aunque en el fondo de tu mirada,
Apareces manso,
Adivino la ponzoña que
Tragaste, me traspasas como animal
Insatisfecho a media hambre.
Yo respondo con suavidad
A tu despecho y detestas
La paz con que te alumbro.
Azul de rana pálida y tumefacta,
Me vuelves a mirar,
Eres joven declaran tus pestañas.
Ya te separas en las sombras,
Te digo adiós y me retiro,
Sintiendo la glándula inicua,
Disimulada de mi miedo.
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Huellas.