del hombre,
comenzó en una chispa
su gran descubrimiento
después _ Inteligente _
pero inmóvil y monstruoso.
Fue despojándose de ideales
y de sueños…
de utópica cosecha redoblada
dejando a la tierra sumergida
en retazos sanguinolentos.
a los que duermen en el lodo
y de pronto se destapan
en el poder mal-usado
matando el ágil cuerpo de la esperanza.
los que hablan desde la noche,
a los impotentes del aire
a los enfermos de actos y palabras
a los de la mala entraña perturbable,
a los que van de un lado a otro violando
hasta la flor y el agua.
la muerte por sus labios,
la vida es demasiado para poder cortarla
y segarla como ortigas,
llevando su dolorosa carga.
sobre su peso,
y caerán sobre las sábanas
manchadas con la sangre
de otros muertos.
mataremos sus raíces
sus pensamientos,
esos que nos clavan
ahora en nuestros pechos,
poniéndonos sal en las heridas
de nuestros cuerpos,
dando pasos en silencio
sintiendo el dolor de otros muchos
y los nuestros.
señaladores de muerte,
tú me condecoras,
yo te condecoro
condecorados los poderes,
las medallas rubrican el celeste
condecorados los pinos y los puentes,
la ciudad se corona de los humos
de las voces calladas
de la muerte,
y con un escalofrío
de látigos y cadenas,
nos obligan a decir
¡viva la gente¡
y luego nos derriba
y aún tenemos que decir:
¡estamos vivos, muchas gracias¡
del fálico poder penetrador,
que nos doblega la vida
y nos arrasa.
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