
En mis poemas, me dejo enseñar la piel,
lo que escondo detrás de los sueños,
mi fantasía inacabada,
que a veces es fuego y a veces agua
en mis escritos me extiendo como río,
apaciguo la sed de mis silencios
me convierto en instante
apenas sin alejarme,
abrazo las metáforas
que atraviesan mi alma,
y con mis manos, poco a poco
intento abarcar el infinito,
como un escalofrío,
como un viento que me arrastra,
saliendo de mis ojos,
saliendo de mis brazos,
adormecen las palabras
que salen de mis labios,
y me traslado,
gota a gota como hálito
que se transforma
en esa agua que me besa
y moja mi boca,
apareciendo de repente
desplegada... todas dispersas,
ya sin palabras...
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Huellas.