Que no hay motivos ya,
Ni vengo regresada,
La cuestión,
Perdió sentido.
Ya nadie canta en la niebla
Apenas se ven las mariposas
Y el vuelo es corto
En las alas de las gaviotas.
Ya no hay puertas en la noche
Por donde pase la ilusión del alba,
Ya no alojan las golondrinas
En el alero su antigua serenata,
Ni la alondra asienta su alegría
En las mañanas,
Ni el jazmín de mi ventana
Te lo lleva una paloma
Entre sus alas,
Ni se enciende el cósmico dolor
De la galaxia.
Está prohibido llorarle
Al amor muerto
con lágrimas de yerbabuena
ya solo queda al camino,
que el tiempo le labre
una nueva era,
y respirar el silencio de la espera
juntando todos los pasos
en la algarabía de los sueños,
mi corazón está sano,
abierto al tacto
de futuras manos.
Para estrenar rayos, trinos, cantos,
Aunque mi voz entrecortada,
Ondulada por el viento…
Susurre apenas que te sigo queriendo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl cazador empuñó su escopeta demasiadas veces tanto que ahora este suelo solo es sobrevolado por máquinas de ensordecedor ruido.
ResponderEliminarSolo queda un recuerdo de las alas que batían acompasadas obrando el milagro del vuelo, como solo un recuerdo queda de las personas que cacé con mi puño y letra.
Hola cazador de personas con tu puño y letra...
ResponderEliminargracias por leerme, pasé a leerte, no me dejas ponerte nada.
Me guistan tus letras, encuentro tus palabras escritas semejante a muchos de mis sentimientos, pasaré a leerte por si lo agrandas, está corto aún...