Lo confieso:
tú eres mi reloj de arena
como el sol cuando baja
y hace trazos sobre ella,
girando a su sombra
abrazándola a su paso,
atravesando los instantes
de las horas, tic-tac,
y el latido
solo reconoce tu ausencia,
acostumbrada inquilina
que el paso del tiempo mira.
Te lo confieso:
Que en ese espacio lento
que recorre el silencio,
he querido hacer el cielo
más azul, allí,
en el cielo de tu boca,
y sentir más cálido el aliento
que suda de las comisuras
flamígeras de tus labios,
néctar de los míos
que rezuman aromas
de azahares y romeros.
Te lo confieso:
que he arremolinado brisas
y vientos,
despeinando caricias
en la yema de mis dedos,
sintiéndome…
tierra y cielo,
poema infinito,
Si, te lo confieso.
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Huellas.