Clávame tu mirada
con tus pupilas de infierno,
que se claven hondas
en mi pecho
y me desangre en tus manos,
que hierva roja mi sangre
en la comisura de tus labios
que nuestros sentidos se mezclen,
flumígeros…
clávame tu mirada
y que muera Dios
al hacerlo
que lo haremos renacer de nuevo,
más inmenso.
Este poema me ha deleitado y he de confesar que lo he robado, para asi expresar lo que tanto amo, conocerte quiero, que la sombre deje de ser sombra y que la luz de una estrella fugaz ilumine nustros rostros.
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