Hoy he caminado por la playa, a esas horas no hace demasiada calor y mi sudor es fresco, temprano, aromatizado por las minúsculas partículas que la brisa marina va impregnando paulatinamente en cada uno de mis poros.
Me he sentido parte de ese mar suave que golpea la base de las rocas, comiéndosela a besos y revolcándose justo donde la espuma de las olas suele dejar una intermitencia de caricias infinitas, las caracolas se alborotan encima de las algas sobre la arena, la espuma se retira abriéndose como una tierna sonrisa en medio del paisaje; mi pareo juega con el viento, el aire suspira junto a mí, su canto salpica de perfume de sal y aire mi piel y la arena se hace de oro fino en mis pies, al fondo las gaviotas que no levantan su vuelo cuando mi figura se aproxima y yo, me siento muy bien, mi corazón palpita como un potro zalamero… quisiera reír, llorar, perderme, encontrar el camino, sufrir, ser feliz, aprender, dudar, tropezar, levantarme, correr, andar, volar, acariciar, besar como besan las olas a las rocas en la orilla del mar.