Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

Corramos... Hay que salvar el planeta.

La Tierra

La Tierra
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viernes, 3 de agosto de 2007

Crece el AmoR.




Mi amor crece

henchido de alegría

es como una hinchazón

que rasca

cuando duele el amor,

¡ Ampolla ingrata¡.


Me lacera cada palmo

de esta boca, cada vez

que te nombro envuelta

de silencio toda.

Me dejo vencer y

es mi corazón quién deja

de palpitar y nada cambia

el giro del planeta.

Amarra mi paso

detiene el tiempo,

lo desorbita

o lo acelera.

Amando la libertad,

me encadena a la vida,

toco el aire y

quemo distancias,

abro la boca y el prisma,

desintegra la palabra.

Me dejo caer

si darle lucha,

paradoja del amor,

que te encadena sin remedio

y te arrebata el camino libre de la aurora.

Me regala sus ojos

para verme más bella,

más buena,

más idiota,

me vacía la vida,

y me colma de ella.

Remolino de mi sangre,

filos de luz

que rompen la noche

y desatan las mañanas.

Perfume que delata

el rubor de mis mejillas,

hasta sacarle el hueso

sin razonar el arte

que las inmoviliza.

Amor motor que me condena

a la aventura de vivir,

siguiendo en la lucha,

razón de ser sensible,

tan simplemente humana

tan vulnerable a veces

y tan injusta.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Lo Sé.


El cielo pintó el canto de los pájaros,

el mar venía de verde lleno en tu mirada
de pura luz se abrirá aquella estrella
y no emigraran nunca las dos golondrinas de tus cejas
el viento mueve las flores
yo sé que tu estás esperándome detrás de la lluvia
y eres más que tu pluma y tu libro de letras
eres una sorpresa perenne,

Callando la vida en tu carnaval de risas

para que los corazones se vistan de fiesta,

con luces que guiñan los ojos y mienten

desde árboles sin savia, que resucitarán

en tiempos sin promesas.

Tus risas para el olvido o para el recuerdo

para el ahogo de besos que se fueron quedando vacíos

en esa ambigüedad dolorosa que escondes

en la lluvia, tras las rosas.

Lo sé amigo mío que vistes de fiesta

y sorpresa cualquier cosa.

Y te duelen las manos cansadas

y tiemblan tus labios impotentes y ocultos

mientras el amor te blanquea la mirada,

conjugando en una misma angustia

tus angustias calladas.

Y sigues ahí balanceando equilibrios inestables

en tu regazo, contento de regalar alegría

sabiendo que no podrás alumbrar las risas

de tus brazos.

Solo tú sabrás donde rezumaran tus días

cuando el tiempo blanquee tus canas y esas risas.

Estás conmigo cuando siento miedo

cuando las sombras golpean mi voz frágil

buscando ayeres estériles en la carne que sufre,

y siempre cargado de sonrisas, tu pluma y tu libro de letras.

Para un sin PapeleS.


Hola Javel: no sé si llegará esta carta a tu Tetuán originario, o si, como me dijo tu hermana Leila, estarás ya recorriendo los caminos del norte para zambullirte con tus primos, Hassan y Missian, en los senderos del agua, la esperanza y el desconcierto, que surcan el Estrecho.

Javel, me gustaría, si aún el agobio y el desespero no han podido contigo, que no vinieras, que te quedaras a luchar, junto con tus amigos de Zeluán, de Agadir, y de Marrakech y Tánger, por tu tierra, por tu cultura y por tus creencias. Aquí, mi amigo, está todo muy difícil para vosotros. Aquí, mi hermano, hace frío y no hay té, y las calles están tan llenas de coches que apenas se escucha el silencio.

Ya sé que tu cuñado Alí desde Lepe, te mandó hace un año una carta en la que te decía que estaba ganando muchos “dirjans”, y que hasta se había comprado un coche. Lo sé, Javel, pero no es del todo cierto, y, además, de un año a esta parte las cosas se han puesto, -¿cómo te lo diría yo?-, algo más tensas, algo más revueltas y duras.

¿Sabes cuántos de tus hermanos y paisanos mueren cada año intentando cruzar las aguas del Estrecho? ¿Sabes cuánta sangre, cuántos sufrimientos y promesas truncadas son devueltas todos los meses de nuevo para sus casas en Marruecos? ¿Y de soledades: sabes cuántas soledades caminan como fantasmas asustadizas por los pueblos de mi patria? ¿Y sabes qué cantidad de frustración y de silencio acompañan a muchos de tus hermanos a diario?

Créeme, no te estoy engañando: simplemente intento cumplir una acción moral y solidaria. Estoy intentando decirte que esa fuerza juvenil y renovadora que os lleva a las pateras y a los dobles fondos de los camiones de gran tonelaje, la empleéis en luchar por vuestro pueblo, por exigir a vuestros gobernantes, a vuestros “cadíes”, a vuestros “imanes”, a todas las fuerzas duras y retrógradas de tu patria, que os dejen crecer en libertad, y que desempolven sus tesoros escondidos en Ginebra o en París, y los redistribuyan entre tus gentes.

¿Recuerdas cuando aquél chico organizador de juventudes en el derecho te dio una cama y dinero para poder volverte? por favor no lo intentes de nuevo, no sabría si vendrías a parar de nuevo en esas redes que al fin y al cabo fueron las mejores, entonces tuviste suerte.

Y dile a ese negrero, a ese negociante del dolor que un día se acercó por tu kabila para proponerte el traslado a Occidente, que se vaya a traficar con las esperanzas de otros futuros, que sea lo suficientemente decente para intentarse ganar el pan de una forma honrada y no engañando y jugando con las vidas de gentes desesperadas como tu. Porque al final, Javel, no te quepa duda que alguien se lo estará reservando para pedirle cuentas.

¡Vamos, Javel, no te pongas triste!

Estoy seguro que dentro de no mucho tiempo estarás orgulloso de tu patria y de tus gobernantes, y sobre todo, mi amigo, no habréis tenido que pasar por el triste rosario de las soledades y de la desculturización obligatoria.

Salam ali cum

En homenaje y aprendizaje de un gran escritor al que admiro. L. P.