Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

Corramos... Hay que salvar el planeta.

Corramos... Hay que salvar el planeta.

La Tierra

La Tierra
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miércoles, 16 de enero de 2008

Ella

Ella.

Fue una muchacha que me enseñó canciones,

una bocanada de brisa azul y fresca

aposento de amor suave y libre

como el alucinante paso de las gacelas.

Tenía su aposento en la dulzura

hasta los pájaros se posaban en su trenza,

a golpe de amor convertía en azúcar

todo aquello que sus pies tocaba en las aceras.

Tenía la costumbre de cantarme entre su pecho

convertía en silencio el dolor y la pena,

sabía del vuelo azul de las gaviotas

hacía melodía del zumbar de las abejas.

Era una muchacha alegre

conocedora de poetas y mareas

bailaba como una espiga al son del viento,

blanda y firme como la dulzura de las fieras.

Me dejó la niñez eternizada

con mis risas girando en las veletas

me contaba cuentos bajo el olor a dalias,

me prendía el vuelo de las luciérnagas

en mis sandalias.

Aquella muchacha es mi madre,

cuando era fuerza y adolescencia,

la contadora de historias en verano

bajo la tenue luz de los astros.

Tras su mirada el mundo casi no era este mundo

incorporado a una pura zona de estrellas,

era ella, ella era, la mejor madre joven y vieja

hecha de carne y éter, bella como la primavera.

A mi madre con el amor que me dio y con el mío muy superior.

lunes, 14 de enero de 2008

Dilema.

¡Qué Dilema!

Estoy reteniendo el olor de las flores cerebrales del sudor que corre por mis mejillas desde el núcleo de mis pupilas, e intento hacer un iceberg en lo imposible de los 40 grados derramados, o sea huyo de la realidad que duerme en un pentagrama inquieto, estoy entre la espada y la pared, sabiendo que el sentimiento no se puede retener, pero sigo durmiendo en la sombra de la huida, menos mal que tengo la seda del verso, sutil devoradora de palabras, escritura reciclada que vuela sobre la mano blanca entrando en el pulso de mi alma, de la que rara vez algún sentimiento escapa.

Que diluvie sobre mi impermeable mientras yo muero y renazco en mis ojos irreales, reteniendo cielos imposibles en el vuelo de mis alas, como ventosas que penden en el aire.

Aguantaré imperturbable a los anzuelos de tu boca irremediable y como dice Sabina, agravio en el pecho y escarcha en el pelo, aguanto intacta por lo que más quiero, la libertad que llevo adherida a mi pecho, aunque confieso que flaqueo en el espejo y ya no se si me hace bien o me hace mal, rompe fuerte sobre mi y me resquebrajo en el intento, porque hiela y quema por igual.

Me haces falta y no te necesito, ya no se lo que me digo, voy ganando batallas de momento, sacadas del baúl de la locura, llevándome el misterio con que nutro mi verdad.

domingo, 13 de enero de 2008

Sonrisas

Y me toca el amor

el corazón dolido,

y entro en los hilos

irreales del sueño

me permite tocarte,

unirte a mi piel

besarte sin besarte,

y me sacas de mi

me desprendes al vuelo,

sintiéndote cerca

aunque no estés conmigo,

me llueven en las manos

las faltas de mendigo

las sonrisas,

a labios rotos

contra la falta de tiempo

contra la falta a destiempo

contra la ausencia de hombros,

risa contra el cemento

contra tu marca mi risa,

contra las aristas,

puñaladas a mi corazón,

desenrollando sonrisas,

a tu despiste a mi miedo…

sonrisas.