Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

La Tierra
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sábado, 4 de octubre de 2008

Cuentos e Historias

Tengo que decírtelo…

Tienes bien ganada la reputación que te acompaña, eres seductor y no puedes negar que te gustan mucho las mujeres y el amor, sin duda tanto como la guerra, porque además eres polémico y violento.
Es como un juego para ti. Te confieso que tu intención me la imaginé enseguida, pretendías seducirme, para perderte en unas sábanas entre las que tantas veces, has prometido lo imposible.
Luego nos hubiéramos ido y nos hubiéramos olvidado, o no…
Como otras _ pensaste_ me hubieras amado y luego maldecido_ pero eso pensaste_ no fue así, yo tenía otros planes, no llegué a amarte y lo intenté, no pude, pero si te maldije…
Te salió mal porque mientras yo lo intentaba tú te enamorabas, algo con lo que no contabas… quizá fue que tuviste la oportunidad de conocer otras sensaciones diferentes a las que coleccionabas en tu memoria… caíste en tu trampa.
No contabas con que fuera diferente a las demás, pero lo soy, no sabría decir porqué prodigio, pero lo soy, por eso no esperé nunca nada de ti… y lo esperaba todo… el que aprende muchas cosas a la vez… nunca aprende nada.
Te recuerdo que me entraste a saco, lanzaste la flecha apenas visualizar el blanco, ¿o lo has olvidado? nunca supe ir tan rápido, ya se sabe, las cosas que muy rápido entran, muy rápido salen…
Entonces tu aliento, fue cono si se hubiese suspendido en tus labios, donde un suspiro pareciese el primero y el último al mismo tiempo.

Y no me vengas ahora con tu primavera, que si es tuya, que si tú no, que si yo… pero si fuiste tú quien apareciste de nuevo, pisando un terreno que ya estaba seco… no me vengas con cuentos…
Mientras te ganabas poco a poco mi corazón, perdías mi confianza, así que decidí pasar página y está bien pasada, no me importa donde clavas ahora tus garras_ Pobre de la afectada _ a mi no me duele nada, ni el corazón, ni las manos ni la mirada.
Y volviste a tu camada, donde los lobos abandonan su refugio de noche para acercarse a los pasos de las gacelas ¿o son ciervas? No sé, pero creo que conociéndote a ti, más bien son Siervas…
Inmerso en tu desesperación, dando pasos de ciego- no se puede estar al mismo tiempo en la carretera y en las aceras, o coger dos vereas, o en dos estaciones, si es invierno, verdea, si es verano amarillea- cosa fea-.
Y claro cada uno lleva lo que crea, y no, nunca creaste primaveras, el sol no salía de tu corazón hacia fuera, lo tuyo es el frío gélido de los inviernos, y a mi, los ojos me chispean, tengo el corazón lleno.
Que te va bien_ mejor_ que no, ni me afecta ni me quita el sueño, no pienso remover el pasado, porque eres pasado y además olvidado…

jueves, 2 de octubre de 2008

DESCRIPCIÓN.

El tren comenzó lentamente a salir de la estación, Lorena alzó la vista del libro que la mantenía ocupada, para ir perdiéndola de vista, su padre con la cabeza en su hombro, a veces hablaba y otras dormitaba, el traqueteo le hizo abrir sus ojos perdidos en la nada.
-Lore hija ¿ya salimos? – si papá acabamos de hacerlo, ¿necesitas algo?

En el asiento de frente unos ojos la observaban, ella se irguió en la butaca y le devolvió la mirada- qué extraño color de ojos, entre azul oscuro e índigo, nunca había visto unos ojos como aquellos, ¿qué estará pensando? ¿Porqué me mira así?-
Él sonrío primero con los ojos, luego sus labios dibujaron una media sonrisa y en sus ojos relucían chispitas de ironía, como adivinando sus pensamientos.

_Buenas noches Señor, Señorita… Soy Álvaro de la maza su compañero de viaje.
Lorena contestó al saludo y de repente oyó la pregunta:
¿Hace mucho que perdió usted la vista señor?

Lorena se encogió en su silla sorprendida por la pregunta con aquél cariz de confianza, pero su padre se limitó a decir con la misma confianza: hace ya dieciséis años.

- Entonces no ha visto usted a su hija desde que era una niña, ¿me permite que se la describa?
Lorena no estaba preparada para tal sugerencia ni para el interés que de pronto iluminó el rostro de su padre y sin tiempo de protestar sobre aquello,oyó como su padre decía:
-¿Lo haría? ¿De verdad que lo haría?

Álvaro miró a Lorena mientras ella sentía el calor de sus mejillas.
- Con sumo placer, -e inclinó la cabeza para observarla- me temo que ya la hemos ruborizado, es un rubor muy delicado, del color de las nubes, ese tono rosáceo que adquiere la bruma al amanecer, ¿recuerda usted el color al que me refiero?
-
- Si, contestó su padre con gesto pensativo.

El rostro tiene dignidad, no es exactamente esquivo, pero tiene una manera de levantar la barbilla que haría frenar a cualquier hombre, es más alta que usted y más blanca el color de su piel, creo que es la barbilla, por cierto con hoyuelos y una postura erguida y un aire reposado ( no sé si disimulado) que la hace tener presencia, pero a mí no me alcanza hasta la nariz, así que debe medir alrededor de 1,72, parece gozar de buena salud, aunque se la vea delgada. Tiene un aspecto excelente.

Lorena a medida que escuchaba sentía que de un momento a otro iba a explotar…

- cuando parece que se va a enfadar el rubor se le cambia de color y ya no es el de la bruma de las nubes al amanecer, sino que adquiere el color de un vino tinto ligero, se extiende desde el cuello hasta las mejillas, hasta un poco más allá del cuello y por lo que puedo apreciar su piel es suave y pálida.

Papá, interrumpió Lorena ¿podemos ir a la cafetería?, pero su padre tenía el rostro inclinado y una sonrisa en sus labios.
- El cabello –continuó Álvaro- es de un color oro mate allí donde las luces lo iluminan y cuando no, es como la cerveza, al servirla, lo lleva sencillo, limpio, brillante y suelto, y no es consciente del resultado, hace que un hombre, piense en agarrarlo y dejar que le cubra las manos…- perdóneme señor si soy atrevido, solo la describo como siento al mirarla, y su nariz tiene personalidad, es menuda, graciosa fina, decidida…
- pero los ojos, creo que los ojos dan al traste con mi definición, si la miro me ahogo en marejadas de océanos mezclados con chispas de sol, y su boca , es pensativa, dibujada, muy bonita, que sólo ha sonreído al mirarle a usted, podría parecerme una boca sosa sin sonrisa, pero sé que es solo en este momento de circunstancia, y sus pestañas son largas, maravillosas, que no son rizadas como las de las muñecas ataviadas de rinmel, son lisas, pero tan largas y con un ángulo que le da sombra a sus ojos, y hacen que el color se vuelva dorado y se diría que detrás de ellas me está mirando… y confieso que nunca nadie me había mirado a través de unas pestañas, así como ella lo hace.
-
- Entonces su padre, alargó las manos al rostro de Lorena y lo recorrió durante unos segundos con lentitud e intensidad, acariciándole las mejillas y las pestañas.

- - Lore, eres igual que tu madre.

- - claro que si papá.

- ¿Es que nadie te lo ha dicho antes?

- No Papá, nunca nadie me lo dijo… como tú.

Lorena vio como su padre tenía lágrimas en sus ojos, sintiéndose ella también próxima a ellas…

Nunca se le había ocurrido, podía haber dejado que su padre le recorriera el rostro con su tacto y así hacerse una idea del cambio de niña a mujer, hacía dieciséis años que no la veía y seguro que era lo más deseado por él, además de que así podría reconocer a su madre, que murió al nacer ella, como pudo dejar pasar ese tiempo sin haberlo hecho…

- Gracias, le agradezco y más siendo un desconocido, la sensibilidad que ha tenido para darme uno de los días más felices de mi vida._dijo mi padre-
-
Álvaro no respondió, sus ojos azul oscuro, se abstrajeron y la sonrisa pícara se le había llenado de tristeza al contemplar aquella escena llena de sentimientos y ternura…

miércoles, 1 de octubre de 2008

Viento Desesperado

De nuevo soplan tus vientos desesperados, como un requien para los acabados-buscando-.
Da igual que lo desees o lo emplees como antídoto para el olvido.
Echas los dardos en cualquier diana, total… si ni siquiera supiste nunca diferenciar.
Esos dardos tuyos que se recubren superficiales-dulce y salado- y cuando se apura, amargan y están envenenados, los vistes de azul cielo pero son de cristal transparente frío, como la muerte.
¡Tus vientos desesperados¡
que te hacen la soledad más amarga y el recuerdo más turbio, tu venda negra de verdugo impune, tapando la más grande de las ilusiones…
Automedicándote- contra las cinco letras, sonoras de mi nombre.
Inyectándote- una sobredosis de mis labios.
Estremecerte- en los amaneceres- el que muere y el que nace-
es lo que consigues,
de nada sirve que te ciegues.
sientes mi respiración- ardiente- como rayito de sol.
Yo le llamaría Amor
si tú supieras lo que es eso,
pero no…
Demasiada vida para el viento desesperado del Oeste…